En los últimos años, México ha experimentado un crecimiento exponencial en el uso de tarjetas de crédito, un fenómeno que refleja cambios profundos en los hábitos financieros de la población, así como en la estrategia de las instituciones bancarias y Fintech. Este boom no es casualidad, sino el resultado de una combinación de factores económicos, tecnológicos y sociales que han transformado el panorama financiero del país. Según datos recientes del Banco de México (Banxico), el número de tarjetas de crédito en circulación alcanzó los 36.5 millones en el primer trimestre de 2024, lo que representa un aumento del 12% en comparación con el mismo periodo de 2023. Además, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) reportó que el saldo total de la cartera de crédito al consumo superó los 300 mil millones de pesos, un incremento del 15% interanual.
Estas cifras no solo reflejan la creciente adopción de tarjetas de crédito, sino también la confianza de los consumidores en este medio de pago. Sin embargo, como toda tendencia, conlleva tanto oportunidades como desafíos que deben analizarse para entender su impacto a futuro, especialmente de cara a 2025.
Detrás del boom del crédito en México
1. Inclusión financiera y digitalización
Uno de los principales motores del aumento en el uso de tarjetas de crédito ha sido la mayor inclusión financiera en México. Según datos del Banco Mundial, el porcentaje de adultos con acceso a servicios financieros ha crecido de manera constante, gracias en parte a la expansión de las Fintech y la banca digital. Nuevos actores en el mercado han democratizado el acceso al crédito, especialmente entre poblaciones tradicionalmente excluidas, como jóvenes y personas de bajos ingresos. Estas empresas han aprovechado tecnologías como el machine learning y el big data para evaluar el riesgo crediticio de manera más eficiente, permitiendo que personas sin historial crediticio puedan acceder a una tarjeta.
2. Cambios en los hábitos de consumo
La pandemia de COVID-19 aceleró la adopción de pagos digitales y el comercio electrónico. Los consumidores mexicanos, especialmente los más jóvenes, han mostrado una preferencia creciente por las compras en línea, donde las tarjetas de crédito son el método de pago predominante. Además, las promociones y beneficios asociados a las tarjetas, como cashback, millas y meses sin intereses, han hecho que sean más atractivas. Este cambio en los hábitos de consumo ha llevado a un aumento en el número de transacciones realizadas con tarjetas, tanto en comercios físicos como en línea.
3. Mayor oferta y competencia
La entrada de nuevos actores, como las Fintech y los emisores de tarjetas no bancarias, ha intensificado la competencia en el sector. Esto ha llevado a una mayor innovación en productos, tasas de interés más competitivas y procesos de aprobación más ágiles, lo que ha facilitado que más personas obtengan una tarjeta de crédito. La competencia también ha impulsado a los bancos tradicionales a mejorar sus ofertas y a reducir sus tasas de interés para no perder participación en el mercado.
4. Contexto económico y acceso al crédito
Aunque México ha enfrentado desafíos económicos, como la inflación y el lento crecimiento del PIB, las tasas de interés relativamente bajas en comparación con otros países de la región han hecho que el crédito al consumo sea más accesible. Además, la bancarización de la economía informal ha permitido que más personas califiquen para obtener una tarjeta. Este fenómeno ha sido especialmente relevante en zonas rurales y entre pequeños comerciantes, quienes ahora pueden acceder a crédito formal para financiar sus negocios.
Alertas necesarias para mantener un crecimiento saludable
1. Sobreendeudamiento
Uno de los mayores riesgos asociados al boom de las tarjetas de crédito es el potencial sobreendeudamiento de los usuarios. Según la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), el número de quejas relacionadas con tarjetas de crédito ha aumentado, especialmente por cobros no reconocidos y altas tasas de interés. Si no se gestiona adecuadamente, este fenómeno podría generar una crisis de cartera vencida hacia 2025. El sobreendeudamiento no solo afecta a los consumidores, sino que también representa un riesgo para las instituciones financieras, que podrían enfrentar un aumento en la morosidad.
2. Falta de educación financiera
A pesar del mayor acceso al crédito, muchos usuarios carecen de la educación financiera necesaria para manejar sus tarjetas de manera responsable. Esto puede llevar a malas decisiones, como pagar solo el mínimo o acumular deudas que no pueden liquidar, lo que a su vez afecta su historial crediticio y su capacidad de acceder a otros productos financieros. La falta de educación financiera también puede exacerbar el problema del sobreendeudamiento, especialmente entre los jóvenes y las personas de bajos ingresos.
3. Inestabilidad económica
Aunque el crédito al consumo ha crecido, la economía mexicana sigue enfrentando desafíos estructurales, como la desigualdad y la inflación. Un escenario de desaceleración económica o un aumento en las tasas de interés podría reducir la capacidad de pago de los usuarios, aumentando el riesgo de impagos. Además, la inflación podría erosionar el poder adquisitivo de los consumidores, lo que a su vez afectaría su capacidad para pagar sus deudas.
4. Regulación y supervisión
El rápido crecimiento del sector ha puesto en evidencia la necesidad de una regulación más robusta. Si bien autoridades como la Condusef y la CNBV han tomado medidas para proteger a los consumidores, aún existen vacíos que podrían ser explotados por actores poco éticos, especialmente en el ámbito de las Fintech no reguladas. La falta de una regulación adecuada podría llevar a prácticas abusivas, como el cobro de comisiones ocultas o la venta agresiva de productos financieros.
El rol de los emisores en un mercado más amplio y desafiante
El crecimiento acelerado de las tarjetas de crédito ha tenido un impacto significativo en el mercado financiero mexicano. Por un lado, ha impulsado la competencia y la innovación, lo que ha beneficiado a los consumidores. Por otro lado, ha presentado una serie de retos para los emisores autorizados, tanto bancarios como no bancarios, que deben adaptarse a un entorno cada vez más complejo y competitivo.
1. Gestión del riesgo crediticio
Uno de los principales retos para los emisores de tarjetas de crédito es la gestión del riesgo crediticio. A medida que más personas acceden al crédito, especialmente aquellas con perfiles de riesgo más altos, las instituciones financieras deben mejorar sus modelos de evaluación de riesgo para evitar un aumento en la morosidad. Esto requiere una inversión significativa en tecnología y análisis de datos, así como una mayor colaboración entre los diferentes actores del mercado.
2. Infraestructura tecnológica
El crecimiento en el número de tarjetas y transacciones ha puesto a prueba la infraestructura tecnológica de los emisores. Las empresas de tecnología financiera que soportan el ciclo transaccional de forma integral, tanto bancarias como no bancarias, deben garantizar que sus sistemas sean capaces de manejar un volumen creciente de operaciones sin comprometer la seguridad o la eficiencia. Esto incluye la implementación de tecnologías como el blockchain y la inteligencia artificial para mejorar la seguridad y la velocidad de las transacciones.
3. Cumplimiento normativo
Los emisores de tarjetas de crédito también deben enfrentar el desafío de cumplir con una regulación cada vez más estricta. Esto incluye no solo las normas establecidas por la CNBV y la Condusef, sino también las directrices internacionales en materia de protección de datos y prevención de lavado de dinero. El incumplimiento de estas normas puede resultar en multas significativas y daños a la reputación de las instituciones.
4. Educación y concientización
Finalmente, los emisores de tarjetas de crédito tienen un papel importante que desempeñar en la educación financiera de los consumidores. Esto incluye no solo proporcionar información clara y transparente sobre los términos y condiciones de las tarjetas, sino también ofrecer herramientas y recursos que ayuden a los usuarios a manejar sus finanzas de manera responsable. La educación financiera no solo beneficia a los consumidores, sino que también reduce el riesgo de impagos y mejora la estabilidad del mercado.
Perspectivas hacia 2025
Hacia 2025, es probable que el mercado de tarjetas de crédito en México siga creciendo, aunque a un ritmo más moderado. La consolidación de las Fintech y la mayor adopción de tecnologías como el open banking podrían impulsar una nueva ola de innovación, con productos más personalizados y accesibles. Sin embargo, este crecimiento debe ir acompañado de una mayor educación financiera y una regulación más estricta para evitar riesgos sistémicos.
Por otro lado, el sector enfrentará el desafío de adaptarse a un entorno económico incierto, donde factores como la inflación, las tasas de interés y el crecimiento del PIB jugarán un papel clave. Las instituciones que logren equilibrar la expansión del crédito con una gestión responsable del riesgo serán las mejor posicionadas para aprovechar las oportunidades que ofrece este mercado en constante evolución.
En conclusión, el boom de las tarjetas de crédito en México es un fenómeno que refleja tanto el dinamismo de la economía digital como los desafíos de una sociedad en transición hacia una mayor inclusión financiera. Su éxito a largo plazo dependerá de la capacidad de los actores involucrados para gestionar los riesgos y garantizar que este crecimiento sea sostenible y beneficioso para todos los mexicanos.